¿Nunca te has parado a preguntarte por qué lo haces?
Ciertas emociones nos llevan a actuar de una manera determinada, sin pensar o
simplemente por inercia. A veces echamos de menos que ocurran ciertas cosas,
llamas que queman, sentimientos de verdad y no toques de pequeñas semejanzas.
Esos momentos en los que aunque estés dentro de un huracán, en realidad no
sientes absolutamente nada. Sin saber
por qué, abres cicatrices simplemente para sentir algo y entonces empiezas a cerrar
puertas que se encontraban entornadas o abandonas aquellas cerradas aún
teniendo la llave. ¿Por qué? No lo sé, es necesario cerrar y abrir, abrir y
cerrar sentimientos, heridas, bocas, etapas... Puede que no siempre sea así o quizá es que
sea mi forma de ser, pero, ya me he cansado de encontrarme en este absurdo
espacio dilatado cargado de dinamismo y a la vez tan lleno de indiferencia. Con
esa poca capacidad de decisión y energía
acabas de matar a casi todas mis mariposas y las pocas que quedan luchan
por volar y billar en otra vida más luminosa. Unos vienen, otros se van. En realidad todo es tan sencillo,
la respuesta la tenemos en nuestra cabeza y no necesitamos que nadie nos diga
lo mismo de diversas formas. Sonaba mil veces en mi cabeza y aunque a
veces no lo quiera escuchar, todo está dentro de mi, no hace falta que nadie me
diga lo que en realidad ya se.
Esta insultante neutralidad acaba de terminar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario