lunes, 20 de julio de 2015

Lánzame, puedo volar.

De repente todo se ilumina y tus respuestas se encuentran frente a frente contigo mismo. Todo lo que veías tan difícil aparece como un sol brillante, enorme y esperanzador en tu mente. Qué claras se ven las situaciones cuando desaparece esa niebla de negatividad y pasividad que se mantenía pegada al cuerpo hace apenas unos días. Todo son etapas, momentos, líneas y puntos, luces en una noche, pájaros en la mañana.

Sentirse encerrado en uno mismo no sirve absolutamente para nada y, llegados a este punto, mi mentalidad está dando un giro completo llegando al camino que siempre había soñado. Puede que esas charlas de madrugadas veraniegas por Madrid en presencia de un "desconocido" o momentos de euforia en tardes calurosas me hayan hecho darme cuenta de todo. Al fin y al cabo, las aventuras inesperadas en días clave son lo que más nos marca. Recuerdos de momentos, aventuras, anécdotas que nos dan un toque de atención y nos hacen ver que la vida todavía no ha hecho nada más que empezar y que quedan muchas más sorpresas que descubrir.
Ahora estoy en un momento en el que pienso que debemos aprovechar y disfrutar de cada día, mantenernos ocupados mañana y noche en disfrutar de lugares con magia que nos encantan, descubrir  otros muchos más, conocer personas, disfrutar con los de siempre y sobre todo no arrepentirnos de no haber dado todo de nosotros en cada instante de nuestro recorrido por este universo.

Ahora y siempre mantenernos en nuestro estado más vital, ese que nos llena completamente y nos hace estar vivos, en donde sentimos nuestra propia esencia en su máximo esplendor. Sentir esa energía positiva de haber encontrado algo que nos gusta y luchar por ello, dejarnos la piel en conseguir todo lo que siempre hemos soñado. ¿Por qué no lanzarnos a volar? Arriesgar y confiar en una idea y que nadie nunca nos borre la ilusión de la sangre. Que no nos afecten los comentarios, ideas o palabras absurdas de otras personas que quieren hundirte. No hay que creer que algo no crece, que no pasa nada simplemente porque no ves su crecimiento, las grandes cosas crecen en silencio.

Es momento de vivir, de dar todo de uno mismo, de vibrar con la felicidad, la recompensa, el esfuerzo, las ganas, la ilusión, las miradas, la vida. Es momento de coger caminos, empezar etapas, mantenerse constantes, activos y siempre nosotros mismos.
Ahora me siento recargada, con las ideas claras y con ganas de aprender, equivocarme, caer y levantarme, descubrir olores, sonrisas, pensamientos y sentimientos nuevos. Con ganas de seguir escribiendo mi vital historia con más energía fluyendo por todo mi cuerpo y de la manera más positiva jamás vista.


No te lamentes, sal a la calle y resplandece.

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