Ahora no me molesta el desorden de tus pensamientos. Ahora se ven absurdos, opacos, como si se encontraran en otra época pasada, en blanco y negro, tan kilométricos que se desvanecen. Y no me importan, ni tus ideas de futuro con la gente ni tus dulces finales de algodón. Si lo pensaras y lo habláramos despacio, ahora todo nos daría tanta pena que nos reiríamos mirándonos a los ojos. Que lástima que al final no siempre ganen los buenos. Ahora no, no pensaré en mi última jugada. ¿De qué sirve?, los finales no están escritos, los futuros tampoco y las preguntas en el aire. La próxima vez tendrás que pensar antes de actuar porque todas tus palabras se quedan grabadas, marcadas y disueltas en mi. Todo estaba estudiado, cada uno de los suspiros que desaparecieron en verano. Ahora todo es diferente y no me importa, ¿ves? esto tenía que pasar. ¿Te das cuenta? Al final tuvimos que morir para después renacer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario