En el fondo no nos damos cuenta
de todo lo bonito y fantástico que podemos encontrar en cualquier lugar. En una
simple mirada, una palabra o una buena mañana en uno de los días más soleados
de invierno. Solo tenemos que pensar y darnos cuenta de que en ocasiones todos
esos grandes problemas que formamos en
nuestra cabeza no son más que las réplicas de un simple día malo, un conjunto
de consecuencias débiles, falta de sueño, o de casualidad.
Un simple cambio de mentalidad
puede hacerte mejorar en todos los sentidos. Debemos ser positivos y aunque lo
veamos todo negro, buscar siempre una sencilla razón por la que continuar y ver
que todo no es tan malo como parece, no
todo lo malo dura para siempre. Solo tenemos que despertarnos y sonreír, ser
felices.
Ahora el invierno y la navidad
vienen tan cargadas de nostalgia como siempre. ¿Dónde quedaron esas navidades
oscuras de hace años? Qué más da, no es momento de ponerse tan melancólico y
pensar en momentos o personas que echamos de menos o en todo aquello que pudo
ser y no fue. Ahora todo se renueva, las épocas cambian según las direcciones
de nuestros pensamientos, como si de una ventisca de aire se tratase, todo se
revuelve y de nuevo vuelve a colocarse en otro lugar. Y en ocasiones la vida da
un giro tan inesperado que hace que todo cambie. Dejas atrás recuerdos buenos,
malos o muy buenos. Pero todo continúa y los ciclos se cierran y se abren.
Sobre todo se abren a nuevas sensaciones y momentos felices que vivir, porque
no debemos quedarnos anclados en el pasado, anclados a miradas, a recuerdos de
noches frías o a personas. Ahora hay que aprovechar al máximo todo lo bueno que
está por llegar y vivir cada segundo buscando aquello que nos hace fuertes,
felices y mejores personas.
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